Fistro' es una palabra planetaria, pon eso"
JOSEBA ELOLA 05/09/2008, El País
Chiquito, impecablemente trajeado. Junto a la mesa, una cubitera, una botella de Tío Pepe y una servilleta amarilla con un agujero en el centro para que asome el cuello de la botella. "Niña, quítale el babero al niño", reclama a la camarera del Café de Chinitas, en pleno centro de Málaga, para que le sirva un poco más de vino.
Chiquito, impecablemente trajeado. Junto a la mesa, una cubitera, una botella de Tío Pepe y una servilleta amarilla con un agujero en el centro para que asome el cuello de la botella. "Niña, quítale el babero al niño", reclama a la camarera del Café de Chinitas, en pleno centro de Málaga, para que le sirva un poco más de vino. La empleada no puede aguantar la risa; los comensales de las mesas más cercanas, tampoco. Chiquito es un bromista impenitente, una máquina de contar chistes. En persona es como su personaje. Tiene la mirada despierta y las patillas largas.
Icono irrepetible del gracejo español, humorista imitado y copiado hasta la saciedad, creador de un catálogo de expresiones que aún siguen vigentes, Chiquito es un hombre al que el éxito sorprendió cuando ya sabía latín, a los 62 años. Nadie diría que ya tiene 76. Toda una vida recorriendo el mundo como cantaor y un golpe de fortuna, un programa de televisión, en 1994, lo catapulta de la noche a la mañana al olimpo del humor surreal. Con el talento que ha demostrado este hombre para inventar palabras, ¿qué opinará del término miembra? "¿Miembra? Eso no eh mío". Pues claro que no. Es de la ministra. De la fistra de la ministra, dicho sea con el respeto debido, que entre chistes anda el juego. Chiquito escucha el relato del episodio de las miembras. Una de dos, o se está haciendo el sueco para no entrar en temas de política, que es lo más probable, o no sabe que Bibiana Aído, la ministra de Igualdad, lo colocó de nuevo en el candelabro hace unos meses al declarar que la palabra miembra debía ser aceptada por la Real Academia Española igual que en su momento se aceptaron las palabras guay y fistro. Eso dijo la ministra. Si llegaran los miembros y miembras de la Real Academia y le pidieran una definición para el Diccionario, ¿cómo definiría fistro?: "Es una palabra planetaria, y como yo soy gémenis [sic], procede de una galaxia de 1801. Pon eso". Jaal.
Gregorio Sánchez, que así se llama, no tiene hijos y está a punto de celebrar las bodas de oro con su mujer, su gran apoyo. Vive en Málaga, junto al mar. De padre electricista, se subió por primera vez a un escenario con ocho años y ya no se ha vuelto a bajar. "En la calle he aprendido lo güeno y lo malo. Siempre he sido un currante, yo no descanso". Todos los días se levanta y empieza a dar vueltas por la casa, hablando solo. Así prepara sus chascarrillos. Tiene un pequeño cuaderno en el que los anota, pero sólo apunta el arranque, lo demás ya lo irá improvisando. Su gran ídolo siempre ha sido Cantinflas: "Me gustaba su arte y esos movimientos que hacía con el culillo".
En la bandeja del pan ya sólo quedan unos picos. "Mira, a ver si me traes algo más tierno, que se me va a caer el empaste", bromea con la camarera, y pide pan. Chiquito es la prueba viviente del más te ríes, más vives. Sigue en activo, pero a su ritmo. Galas, fiestas de pueblo, fiestas privadas. A eso se dedica. En fase de conversaciones, una serie basada en el mítico poli que encarnaba en los setenta Peter Falk. Una versión con acento chiquitistaní, con aromas de Barbate. Lo que parece más claro del proyecto es el título: Colomborr.
Wikcionario:Café
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